(Castellano) ¿HUMANITARIA, o INTERVENCIÓN?
ORIGINAL LANGUAGES, 13 Jun 2011
Johan Galtung, 30 de Mayo de 2011 – TRANSCEND Media Service
El problema está en el término “intervención humanitaria”. “Humanitaria” está bien: proteger a las víctimas de la matanza y de la represión autocrática. Con las dos convenciones sobre derechos humanos del 16 de diciembre de 1966 como guía, podemos también querer proteger a las víctimas de la explotación económica y de la alienación cultural. Todos tienen el derecho humano a ser protegidos, y “nosotros”, también nosotros al otro lado de algunas de las fronteras estatales, tenemos el deber humano de hacer algo.
Lo hacemos, tratamos de hacerlo, o al menos deberíamos hacerlo, en los países democráticos comprometidos con los derechos humanos. Cuando se trata de la violencia de la naturaleza – tsunamis, terremotos, tornados y epidemias – funciona bien, tanto dentro como entre los estados. Contra la violencia directa de los dictadores hay un alto nivel de consenso para hacer algo; contra la violencia estructural del mercado, o el adoctrinamiento cultural, mucho menos. Hay pasos hacia la regionalización, como la solidaridad de la UE con las víctimas del mercado en los países llamados PIG(S) (Portugal, Irlanda, Grecia, España). Y para los bancos, incluso la globalización, hacia un mundo sin fronteras, limitando la protección. Hasta ahora, todo bien.
Luego viene la parte “intervención”; como la intervención médica en el funcionamiento de un cuerpo humano incapaz de auto-repararse, a través del sistema inmunológico, por ejemplo. El paralelo social son los levantamientos no-violentos auto-correctivos del cuerpo social para la restauración, o la creación, de un gobierno de, por y para el pueblo, sin hacer daño. Pero hay un problema grave como se ve en Túnez y Egipto: la autocracia puede tener raíces fuera de las fronteras. Los levantamientos internos pueden resultar insuficientes contra el apoyo de poderosos estados extranjeros, incluso sobornando a las élites militares o comerciales profundamente arraigadas. Una respuesta son los levantamientos noviolentos en esos estados, pero en general la solidaridad mundial no ha llegado tan lejos.
Aparece entonces la idea de la intervención quirúrgica con la precisión de un bisturí que se atribuye a los cirujanos. Los cuerpos humanos, como los organismos sociales, son complejos. Una patología es parte de una anatomía-fisiología compleja, y por lo general respectamos el criterio médico. Su habilidad presupone un conocimiento profundo.
Lo mismo ocurre con el cuerpo social, pero los militares que lanzan un “ataque quirúrgico” para eliminar una patología social pueden estar mal informados sobre el funcionamiento social normal. Así que construyen una sociedad en la que intervenir para lograr que la intervención parezca racional. Tienen un poderoso martillo, y construyen un clavo – como señaló Mark Twain.
Occidente tiene algunas extrañas formas de hacerlo, ayudado por los obedientes medios de comunicación, y luego cae en la trampa de creer en sus propias construcciones.
Primero, una sociología con un habitante – Gadafi, Saddam Hussein o Bin Laden (o Milosevic/Karadzic/Mladic-Ho Chi Minh-Mao-Castro), que a continuación es demonizado por lo que su expulsión se verá como la solución;
Segundo, una geografía de un sistema estatal con provincias y centros de poder, que se olvida de los clanes, de las naciones dentro de las naciones, de las religiones y sus subdivisiones, de antiguas autonomías locales fuertes en las aldeas; una realidad muy diferente de las líneas trazadas por los extranjeros en las arenas del desierto o en las junglas, por los gobernantes con un exceso de carga de la geometría euclidiana en su educación, que usan reglas para dibujar líneas rectas en los mapas.
Tercero, una historia ciega de su propio papel, aun cuando el problema puede ser incluso de su propia creación, como la construcción de Irak de las ruinas del Imperio Otomano. Esto se vuelve aún más absurdo cuando las expotencias coloniales – sin haber nunca aceptado plenamente el fin del colonialismo después de la Segunda Guerra Mundial – están interviniendo en “su” viejo continente, incluso en “su” antigua colonia, como es el caso de Italia en Libia. O Francia en Costa de Marfil, incapaz de admitir que construyó un absurdo cuando hubiera sido mejor una federación entre el norte musulmán y el sur cristiano; y a continuación, aplicó una democracia sin raíces.
Cuando interviene el aparato militar, la cuestión en juego es la victoria, no una solución; cuando deciden los tribunales, el tema es culpable-inocente, sin comprender. El éxito es matar al demonio o condenarlo en La Haya; la OTAN y la Corte Penal Internacional mano a mano. Saddam Hussein fue ejecutado sin el debido proceso, bin Laden extrajudicialmente en su dormitorio, Karadzic-Mladic están esperando.
Pero Irak está más desgarrado por divisiones internas que nunca, al igual que Afganistán. ¿Es Libia menos compleja? Examinemos estos siete actores clave:
Trípoli-Gadafi: sin duda autocrático y brutal; pero cliente de nadie después de su llegada al poder en 1969 y el desmantelamiento de la base aérea de EE.UU., su papel en el precio justo del petróleo, en viviendas para las clases de menores ingresos, y por una Unión Africana.
Bengasi: a favor de la democracia; pero la revuelta es violenta, y apoyados desde el exterior; una victoria podría conducir a una autocracia clientelista.
Al Qaeda: contra Trípoli y Bengasi por su secularismo, violentos, anti-democráticos; pero en pie contra la represión del Islam.
Occidente: favoreciendo el deber de protección de la población, y la democracia; pero también su reingreso en “su” viejo país-continente, mediante contratos de petróleo disponible de fácil transporte, el control de un espacio mediterráneo en contra de una fuerte Unión Africana, por su propio interés frente la influencia china, etc.
El Consejo de Seguridad de la ONU: la Resolución 1973 autorizó una zona de exclusión aérea y un R2P (responsabilidad de proteger), pero no un cambio de régimen y la ocupación; los miembros del BRIC (Brasil, Rusia, India, China) + Alemania (50% de la humanidad) se abstuvieron porque los mismos criterios no se aplicaron en Bahréin y Yemen;
La Liga Árabe: muy dividida, sólo participan 2 de los 22;
La Unión Africana: incapaz de actuar con decisión por una solución. Pero si se mira un mapa: los libios llegan más allá, al corazón de África.
“Confusión” es un eufemismo. Los siete actores son ambiguos, así como sus relaciones a excepción del odio y la violencia entre Trípoli y Bengasi según la propaganda occidental. Cuando se vuelcan equilibrios inestables, puede llevar décadas construir algo nuevo; probablemente por parte de los libios, la UA los BRIC y las Naciones Unidas, no la OTAN.
Ahora llevamos más de dos meses en lo que puede durar dos décadas. Misiles de crucero quirúrgicos lanzados desde portaaviones en aviones libios identificados podría haber tenido algún sentido, pero la construcción occidental reclama un cambio de régimen “por todos los medios necesarios”, no todos humanitarios. El precio es la ocupación, la intervención en profundidad.
Por el camino de la historia se quedan todas las ofertas de alto el fuego y negociaciones, oportunidades pérdidas. Y toda comprensión más profunda que podría conducir a actividades más positivas.
Traducción de Candela Saiz Carrasco para Transcend Media Service-TMS.
Título original: HUMANITARIAN, Or INTERVENTION?
This article originally appeared on Transcend Media Service (TMS) on 13 Jun 2011.
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