(Castellano) Guerra
MILITARISM, ORIGINAL LANGUAGES, 6 May 2013
Enrico Euli – TRANSCEND Media Service
Come you masters of war
You that build the big guns
You that build the death planes
You that build all the bombs
You that hide behind walls
You that hide behind desks
I just want you to know
I can see through your masks.
(B. Dylan, Masters of war)
Vengan, señores de la guerra
ustedes que fabrican los grandes cañones
ustedes que fabrican los aviones de muerte
ustedes que fabrican todas las bombas
ustedes que se esconden detrás de muros
ustedes que se esconden detrás de escritorios
sólo quiero que sepan
que puedo ver a través de sus máscaras
(B. Dylan, Masters of war)
El gasto militar mundial en el 2010 ascendió a 1,63 mil billones de dólares, 236 dólares (186 euros) por persona, aproximadamente el 2,6% del PIB mundial. Del 2001 al 2010, el gasto militar mundial ha crecido en un 50%, con un aumento en Estados Unidos del 81%, mientras en el resto del mundo el aumento ha sido del 32%.
El gasto total de la guerra de Iraq ha sido estimado en 3 billones de dólares, un coste diario de aproximadamente un mil millones de euros, 800 mil euros por minuto. Además de 300.000 muertos, la última estimación disponible del coste total de la guerra global al terrorismo, que Estados Unidos lanzó después de los ataques del 11 de septiembre, es de 4,4 billones de dólares, cerca de una quarta parte de la deuda pública estadounidense.
En el 2010, el gasto armamentista ha registrado un aumento significativo en Sud América (5,8%) y en África (5,2%), mientras en Norte América (2,8%) en Oriente Medio (2,5%) y en Asia y Oceanía (1,4%) los aumentos han sido inferiores respecto a los años anteriores. En Europa, por el contrario (por primera vez desde 1998), se ha registrado un descenso (equivalente al 2,8%) del gasto militar.
En muchos casos la disminución, o el aumento más lento, del gasto militar representa una reacción frente a la crisis económica-financiera mundial que ha empezado en el 2008, y permite suponer que la crisis pueda no solo hacer menos disponibles los recursos para el rearme, sino también favorecer procesos de desarme, palabra en desuso en las últimas décadas.
Es probable, como ya ocurrió en la URSS en los años 80-90, que tarde o temprano las economías “desarrolladas” empezarán a limitar el gasto militar, liberando ingentes recursos para satisfacer las necesidades básicas más apremiantes. También es cierto, sin embargo, que las economías capitalistas a menudo han superado sus propias crisis a través de las guerras; el crecimiento de la crisis, en diferentes niveles, dará lugar a una escalada de temores e inseguridades, locales y globales, como para generar y potenciar aún más una obsesiva ansia de seguridad, dando lugar a la demanda de armas y dispositivos de seguridad militarizada.
Las guerras del siglo XXI se muestran muy diferentes de las de siglos anteriores, con los soldados que cruzaban fronteras y se enfrentaban en carnicerías que admitían códigos y normas de honor.
Hoy en día, las guerras son preventivas, de baja intensidad, no se declaran, o si se declaran tienen objetivos claramente de fachada. Los militares matan al no socorrer a los náufragos, al reprimir la población en las plazas. Las muertes se producen a miles por las decisiones de la economía de shock, por las políticas de reestructuración de la deuda o por la especulación en los mercados de alimentos que empujan al suicidio a miles de agricultores en el sur del mundo.
En este contexto podrían incluso crecer, y en definitiva el proceso ya está ocurriendo desde hace años, formas de rearme difuso que vuelven a legitimar prácticas de autodefensa (aumento de armas ligeras, formas de vigilancia privada como patrullas y retenes…) o de organización asimétrica de violencia armada (guerrilla, terrorismo, redes de resistencia clandestina…).
Por otra parte, los estados han perdido el monopolio legítimo de la violencia y les cuesta admitir que no pueden ganar unas guerras que, entre bombas y tiroteos, cosechan cientos de muertes al día, incluso cuando se han dado por terminadas. ¿Cómo no recordar la famosa “Misión Cumplida” de George Bush jr. en el portaaviones Abraham Lincoln en mayo de 2003? Hoy aquella declaración ha demostrado no ser más que un farol.
En términos más generales, lo que está sucediendo es, obviamente, un fracaso irreversible de la guerra en el sentido tradicional: es una crisis que abre nuevas oportunidades para el desarme y nuevas visiones de la seguridad.
Sin embargo, para que estas puedan ser aprovechadas es esencial que se de una transformación radical de nuestros imaginarios de civilización.
Para profundizar:
Deriu M. (2005), Dizionario critico delle nuove guerre, Emi, Bologna
Duffield M.(2004), Guerre postmoderne, Il Ponte, Bologna
Enzensberger H.M. (1994), Prospettive sulla guerra civile, Einaudi, Torino
Hardt M., Negri A. (1983) Impero. Rizzoli, Milano
Hedges C., (2004), Il fascino oscuro della guerra, Laterza, Bari
Hillman J., (2005), Un terribile amore per la guerra, Adelphi, Milano
Scurati A. (2003),Guerra. Narrazioni e culture nella tradizione occidentale, Donzelli, Roma
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