(Castellano) Celebración a Johan Galtung (24 Oct 1930 – 17 Feb 2024), Constructor de Paz

ORIGINAL LANGUAGES, 13 May 2024

Alberto Andrés Aguirre – TRANSCEND Media Service

Johan Galtung Park ‘por la Paz’ in Alfaz del Pi, Benidorm, Spain

28 abr 2024 – Al pie del monumento a las víctimas de Utoya del escultor y activista recientemente desaparecido Agustín Ibarrola, en el parque de la paz Johan Galtung de Alfàs del Pi (Alicante, España), acabamos de celebrar un acto de homenaje y reconocimiento hacia un relevante vecino de esta ciudad y ciudadano del mundo, nuestro querido maestro el profesor Galtung.

El día veinticinco se le brindó un homenaje académico y entrañable en la facultad de políticas de la Universidad Complutense de Madrid de la que fue nombrado doctor honoris causa, el último de los muchos que recibió en su prolífica vida. Quiero ahora dar testimonio de la persona que traté, a quien tengo el honor de considerar mi amigo, y de nuestra colaboración en los últimos 20 años.

Como docente, conocía desde hacía mucho tiempo el pensamiento de Galtung porque le citaban en todos los cursos de mediación escolar que había hecho: su famoso triángulo ABC, con los diferentes tipos de violencia,  el concepto de paz positiva,  el conflicto como incompatibilidad de necesidades, la cartografía del conflicto…. Me había impactado tanto  que, cuando fui  formador de profesores en Benidorm y me enteré de que algunos meses al año vivía en la comarca, decidí contactar con él para que nos ilustrara directamente con su sabiduría aplicada a los conflictos escolares.

Prof. Johan Galtung receives Doctor Honoris Causa from the Complutense University of Madrid, 27 Jan 2017

En verdad, lo encontré fácilmente en su querido Alfàs, donde había recalado a finales de los sesenta y donde pasaba todos los años alguna estación, hasta que se afincó allí definitivamente, con su esposa Fumiko Nishimura, Fumi, su constante apoyo físico, intelectual, emocional y moral, y a quien quiero también rendir un merecido homenaje aquí, porque sin duda fue fundamental para él.

He de decir que los principios no fueron  fáciles: él no se acostumbraba a nuestra burocracia, nuestra impuntualidad e improvisación… y a nosotros nos costaba encajar a veces su cruda franqueza, una aparente impaciencia o aspereza en el trato que se debía al afán por aprovechar el tiempo que no podía perder (tanto tenía todavía por hacer); o su incómoda exigencia incansable de justicia; también lo que podía parecer en principio excentricidad cuando en realidad era libertad y rebeldía ante los paradigmas inamovibles; o la desconcertante libertad inclasificable de su original pensamiento.

Esas características y su insobornable compromiso con la verdad y la paz, le han llevado a no ser tan valorado, aunque sé que a él no le hacía ninguna gracia compartir galardones con reconocidos criminales de guerra. Pero bien se merecería un mayor reconocimiento por su incansable contribución a un mundo mejor y más armónico: su mediación en cerca de doscientos conflictos a lo largo de este mundo, casi cien libros y centenares de artículos, la fundación de numerosos centros pioneros de formación y trabajo por la paz (PRIO, Universidad de la Paz, Institutos Galtung en 6 países, web Transcend.org…). La labor de un mediador, de un constructor de la paz, es tan ingrata como la de los que previenen los incendios forestales, y solo se nota cuando no están o cuando fracasan en su intento; cuando tienen éxito nadie se entera porque, además, la discreción es una de sus armas más poderosas.

Creo conocer esta labor callada de primera mano, porque estaba con él cuando intervino en el asunto de las caricaturas de Mahoma, que pudo haber acabado en un auténtico baño de sangre; también le asistí en un intento de mediación en el conflicto catalán, que desgraciadamente no llegó a buen puerto; y en nuestras conversaciones, me habló alguna vez de su papel soterrado pero germinal en la creación de  la Conferencia de Helsinki, que fue el principio del fin de la Guerra Fría.

Entre sus centenares de escritos, ha publicado un buen número de experiencias propias, en las que, basadas además en un vastísimo conocimiento intercultural y cosmopolita, desarrolló una teoría que sigue siendo la base fundamental de toda la conflictología actual, aunque a veces no pase los estrictos filtros de algunas editoras universitarias. Su modelo de investigación basado, además de en Datos y Teoría, en Valores, es demasiado rompedor:  como le gustaba decir “debemos proponer un pensamiento constructivo e innovador aunque parezca visionario y no quedarnos en la mera descripción y en la crítica de lo que encontramos”.

Pero volvamos al motivo de mi escrito. Cuando solicité su colaboración, me sorprendió la generosidad con la que respondió afirmativamente, a pesar de su intensísima agenda internacional, entre reuniones en el Pentágono, con el Comité Central del PC Chino o con líderes económicos y social de todo el mundo. Se prestó a colaborar, decía él, por gratitud a la tierra que le había acogido tan bien. En estos veinte años, Johan impartió cursos, jornadas y conferencias a docentes y asesores por toda la región. Me consta que dejó un recuerdo imborrable en mis compañeros de docencia por la potencia de su mensaje y por su capacidad didáctica y compromiso ético.

También nos indujo y ayudó a realizar un proyecto europeo Comenius con centros de Noruega e Irlanda, para desarrollar SABONA, un programa de higiene de los conflictos creado por el grupo Nordic Transcend, en el que se pretendía que los niños y los jóvenes  aprendieran a gestionar sus propios problemas de relación, utilizando las estrategias de análisis y transformación de Galtung y que sigo intentando difundir en la medida que puedo.

Desde 2015, sus estancias en Alfaz se iban dilatando, pero quería mantenerse activo, siempre atento, consciente de todo lo que hay que hacer todavía para construir la paz. Recuerdo su ocurrencia de que las etapas de la existencia humana (llamémoslas formación, actividad y descanso) deberían plantearse no en bloques compactos sino intercalados: momentos de aprendizaje a lo largo de toda la vida, trabajar con amplios intervalos de descanso, y supongo que nunca retirarse definitivamente, como él hizo.

Por ello, en colaboración absoluta con el Ayuntamiento alfasino de Vicente Arques y con el profesor Jaime Ferri del IMEDIA de la Universidad Complutense, organizamos el Centro Internacional de Solución -véase su toque optimista- de Conflictos AlfaDeltaPi -un guiño a su lugar en el mundo- con el fin de promover un espacio de diálogo, formación y transformación de conflictos que le permitiera seguir activo y aprendiendo, mientras seguía trabajando y disfrutando de la vida en su jardín, entre el Puig Campana y el mar.

En los dos años de su funcionamiento efectivo, realizamos 18 seminarios sobre temáticas muy diversas: Jurisdicción Universal, Islam y Occidente, Corrupción, Convivencia escolar, Catalunya, Sáhara Occidental, Mediación Judicial, Migraciones, la búsqueda de la Felicidad, Mejorar la Democracia, Visiones del pasado de España, Violencia contra la mujer… Y  con la intervención de personalidades muy relevantes y diversas, que aceptaban participar desinteresadamente por el prestigio o la amistad con Johan, en sesiones públicas gratuitas al alcance de cualquier ciudadano, llegado a veces desde centenares de kilómetros de distancia. Él escribía un artículo inédito para cada ocasión: están recogidos en la web alfadeltapi.org junto con todo el material que se generó. Recuerdo especialmente el seminario sobre el conflicto catalán, en el que el diálogo removió las posiciones de los intervinientes, que lamentaban que no hubiera allí personas con responsabilidad para tomar decisiones que desbloqueasen la situación.

Intentamos luego dar el salto con los seminarios a Madrid, con la colaboración de la Complutense y del ayuntamiento de la capital, para darle mayor visibilidad, con uno de sus temas favoritos como era la actuación de los medios de comunicación ante los conflictos: como prueba la existencia de la página transcend.org. Pero la falta de respuesta, incomprensible ante la necesidad y relevancia del tema, y las dificultades de desplazamiento del profesor impidieron su continuidad.

De la sinergia de aquellos seminarios surgió, con su impulso y la iniciativa de la profesora Beatriz Martínez de la Universidad de Murcia, la creación del Instituto Galtung España, que hoy es más necesario que nunca revitalizar para preservar su legado y continuar su obra.

Entre tanto, fue creciendo nuestra amistad y colaboración, con lo que tuve la oportunidad de acompañarle y asistirle en algunos eventos; y traducir, corregir y editar artículos y algún libro, pese a que no domino bien el inglés convencional pero estaba familiarizado con sus ideas y con su argot, que él mismo denominaba vikingo.

Me honró que aceptara formar parte del tribunal que valoró mi tesis doctoral, y, aunque amigo, fue el juez severo que me hizo las preguntas más comprometidas; y lo que más le agradó de mi trabajo fue algo en lo que yo ni había reparado: la trasgresión de las barreras cronológicas paradigmáticas, pues un medievalista como yo, abordaba la investigación de un personaje ilustrado en los albores de la contemporaneidad. Johan veía la compartimentación en Edades como un corsé entorpecedor de la investigación histórica y siempre trataba de ver conexiones entre campos separados por fronteras académicamente establecidas.

Como profesor de Historia, me hizo comprender que la lucha de clases ayuda a entender sin duda cómo funciona el mundo, pero tal vez no sea la mejor salida hacia un mundo en paz: habría que dar más visibilidad a los momentos de transformación pacífica y colaborativa que a los cambios y estructuras violentas, que dominan nuestros temarios y programas, y se llevan la mayor parte de nuestro tiempo de clase, perpetuando la idea de que la guerra y la exclusión del otro puedan ser una solución eficaz, o siquiera una solución.

Su enciclopédica sabiduría interdisciplinar de ávido lector, pero también como curioso viajero que era, fue un permanente estímulo intelectual y moral, que me cambió para mejor. Aprendí con él muchas cosas: que debemos buscar siempre otras perspectivas; que hay que afrontar los conflictos y transformarlos para la mejora colectiva; que la clave es el diálogo respetuoso y la creatividad para ver las soluciones; que hay que confiar en que siempre hay una salida en la que todos ganen; que el futuro pasa por la cooperación con los demás, que hay que celebrar lo maravillosa que es la vida sin desperdiciar el tiempo…

Como epílogo, diré que hoy, cuando soplan vientos de enfrentamiento y guerra por doquier, es más necesario que nunca coger el testigo de nuestro querido profesor, difundir sus ideas y sembrar, como él hizo, semillas de paz positiva en todas partes.

Gracias, querido maestro.

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Alberto Andrés Aguirre is a member of TRANSCEND International, Dr. in Philosophy and Letters (University of Alicante). Secondary teacher at the IES Catalina de Lancaster of Santa María la Real de Nieva (Segovia, Spain) and Coordinator of the International Center for Conflict Solution Alfadeltapi, Alfàs del Pi (Alicante, Spain). albandres@gmail.com


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